El Rey del acuario «los Discus»

POR QUÉ UN DISCUS VALE LO QUE VALE

Por qué un Discus vale lo que vale, si sólo es un pez… (no es sólo un pez, es el Rey de los peces)

Bienvenidos al maravilloso mundo del por qué un Discus vale lo que vale. Les voy a contar un poco el proceso para lograr un buen pez Discus, sano, entero, libre de parásitos, etc…
éstas son algunas indicaciones del por qué.

A través de esta simple historia usted obtendrá respuestas, formulas; en definitiva, lo necesario para que no se deje engañar a la hora de adquirir un pez, y para que aprenda a detectar problemas y enfermedades.
Sé que muchos se sentirán identificados con lo que les va pasando a los personajes de esta historia… que se diviertan.

Esta es la historia de Juan y Elena, (Juan puede ser cualquiera de nosotros), padres de dos hermosos chicos: Luciano, de cuatro años, y Sebastian, de dos.

Un día en el jardín de infantes de Luciano, surgió el tema de las mascotas, y el niño llegó a casa con una gran preocupación:

– Papá, ¿por qué yo no tengo mascota? -dijo Luciano.

– Hijo, porque vivimos en un departamento de dos ambientes, en un piso 9 y por lo tanto no podemos tener animales…

– Pero no te digo un chancho, o un burro, papá, no sé… aunque sea un pajarito… todos mis compañeros tienen uno, ¿por qué nosotros no?

Preocupados por esta situación, Elena y Juan decidieron conseguir una mascota… ¿pero cual?

Después de una breve discusión con Elena, su mujer, Juan concluyó que lo mejor era un pez, algo que se presentaba como lo más fácil; así fue que el sábado al mediodía salieron en busca de un pez y visitaron un acuario. Como nos suele pasar a todos, entre todos los peces que había, los cuatro quedaron fascinados con los Discus.

El vendedor les contó las particularidades de estos hermosos peces, pero lo que los dejó con la boca abierta del asombro es cuando les contó que es fácil reproducir a los Discus en cautiverio, con la aclaración de que pueden llegar a tener hasta 300 crías por puesta…

Dicho esto, el entusiasmo creció tanto en los niños como entre Juan y Elena.

– ¿Pero cuanto vale? -preguntó Juan.

– En este tamaño, $700 cada uno… pero, para criar, necesita que se forme una pareja.
Juan empezó a hacer cuentas.

Ciertas veces, el lenguaje corporal expresa más que las palabras. Por eso Elena se retiró con sutileza al tiempo que llamaba a los niños para que vieran otras variedades de peces.

– A ver si entiendo… compro un macho y una hembra, y listo…? -dijo Juan una vez que Elena y los chicos se alejaron.
– No, porque no hay ninguna diferencia morfológica que indique cual es macho y cual es hembra.

– Pero entonces, ¿como hago?

– El mejor consejo que le puedo dar es que compre 8 o 9, y esperar que se arme la pareja, dijo el vendedor.

Juan pensó que todo aquello se trataba de una fortuna, más allá de que el vendedor le aclaró que si se llevaba ocho o más, el dueño le haría un precio especial.

Antes de sacar la tarjeta de crédito para encarar ese gasto, voy a tener que hacer unas cuentas, se dijo Juan, y antes de eso, lo más difícil: convencer a Elena…

Juan tuvo el siguiente pensamiento:

Si una pareja ocupa un cubo de 50 x 50 x 50, más un calefactor, más un aireador, y en una camada tiene 300 crías, que en unos meses los podría vender a $700 cada uno, yo ganaría $ 21.000… Eso está bien… La gran pregunta es: ¿como armo una pareja?

Durante la siguiente semana, Juan se ocupó tanto de investigar por internet como de convencer a Elena. Así resolvió que lo más indicado era comprar un plantel de por lo menos 8 ejemplares, de 8 a 10 cm., y ponerlos todos juntos (como bien había dicho el vendedor), después sólo debería limpiar y alimentarlos; así, hasta la edad de más o menos 1 año, edad en la que ya deberían empezar a marcar un lugar de desove.

Allí comenzaron a surgir distintas cuestiones a resolver, siempre a partir de preguntas.

Con el debido asesoramiento, y teniendo en cuenta el lugar disponible en la casa, Juan decidió comprar una pecera de 100x40x30, un calefactor, un aireador, un filtro esponja y un frasco de comida. Mientras bajaba las cosas del auto, contento de convertir el sueño en realidad, una imagen difusa se le apareció de la nada, esa imagen hablaba y se presentó como Roberto Heckell, el sabio de los Discus; mientras Juan no podía salir de su asombro, el sabio Roberto Heckell le preguntó: ¿no te falta el termómetro? Juan comprobó que aquello que le decía esa imagen era verdad. Sin terminar de creer lo extraño del episodio que había vivido, jurándose no contarlo a nadie jamás, Juan se dispuso a volver al negocio a buscar un termómetro.

Ahora sí, ya tenía la pecera para albergar 8 discus que pronto crecerían y bien habría que atender… eso parecía fácil. Con un poco de suerte, se dijo Juan, estos peces crecerán sin problemas, es sólo comida y cambio de agua, pero… hablando de comida, ¿qué les doy de comer? ¿Sólo las escamas que me vendió el acuario?

El sabio Roberto Heckell se apareció una vez más para decir: existe una pasta que te puede ayudar, y lo mejor: la podés preparar vos mismo.

CAPÍTULO 1

Para la preparación de la pasta, Juan cumplió con la siguiente receta entregada por Roberto:

Comprar dos corazones de vaca grandes, sacarles todos los nervios y filamentos hasta que quede sólo carne roja, luego cortarlas en cubos pequeños para poder procesarlo con un mixer de cocina de uso doméstico. Picarlo hasta que se forme un paté y agregar ½ kg de pescado ya procesado. Mezclar.

Verduras

Dos zanahorias grandes, sacarles la piel y hervir hasta que se pueda hacer un puré, agregar dos remolachas con el mismo procedimiento, a ese puré incorporarle una planta de espinaca, y dejarla cocinar con el fuego ya apagado.
Con todo listo, procesar con el mixer, y hacer un puré. Dejarlo enfriar y mezclarlo con lo anterior.

Frutas.

Para esta mezcla necesitaremos la licuadora, y las siguientes frutas frescas:

1 manzana

2 bananas

2 kiwis

Vitamina B y E.

Mezclar todo hasta hacer un jugo, cuando licuados todos los elementos, mezclarlos entre sí, incorporando gelatina sin sabor para que la mezcla se endurezca un poco.

Cuando Juan terminó de preparar esta pasta en estas proporciones, ya había quemado la minipimer, pero al menos tenía una buena cantidad de pasta para discos, que fraccionada en porciones y guardada en el freezer, le duraría dos meses.

Capitulo 2

Juan se preguntó si aparte de la pasta sería bueno darles algo más, y Roberto le acercó la siguiente información.
-Los Discus necesitan un alimento seco de buena calidad para darles por las tardes, la pasta es mejor por las mañanas, de esta manera los peces comen durante todo el día y no quedan prácticamente restos, y por la tarde, cuando uno vuelve del trabajo, le da el alimento seco para poder ver de cerca si comen todos y así tener un parámetro de la salud de sus peces.

Juan y su familia vieron entusiasmados la cronología de los primeros días:

Día uno, todos comen, eso está bien…

Día dos , todos comen, eso está muy bien…

Día tres, todos comen, esto es muy fácil…

Día cuatro, hoy toca el cambio de agua…

Hasta ahí, todo de maravillas, pero después del cambio de agua, Juan vio a los peces oscuros juntos en un rincón de la pecera. ¿Qué les pasa? Juan se empezó a preocupar.

Angustiado, recurrió a internet para encontrar respuestas: “Pez discus oscuro y arrinconado…” puso en el buscador.

Después de deambular sin norte en el limbo de los miles de foros de Internet, de encontrar respuestas para otras cosas, de leer páginas y páginas de foros equivocados y de perder más de cinco horas de desesperación, sobre la pantalla de la computadora Roberto Heckell le empezó a brindar respuestas:

-Solución de ácido cítrico, dijo Roberto, con sulfato de cobre en agua destilada.

Eso parecía encajar con el cuadro de lo que les pasaba a sus peces, pero ¿dónde se consigue eso?

Según pudo averiguar, era muy difícil conseguir eso por acá, por lo menos en forma inmediata. Por eso Juan y Elena, que ya había acostado a los chicos, se acostaron preocupados. Si se me mueren Elena me mata, pensaba Juan, y a los chicos… ¿cómo se los digo?

Con la incertidumbre del que no sabe cómo resolver una situación, Juan se fue a dormir.

A la mañana siguiente, los chicos felices, y Juan y Elena que no podían creer lo que veían: todo parecía haber vuelto, milagrosamente, a la normalidad. Juan respiró aliviado, pero mantenía preguntas sin respuestas…¿qué pasó? ¿por qué se recuperaron?

De la nada, surgió la voz de Roberto con la siguiente explicación: la variación de la temperatura del agua en el día del cambio estaba asociada a esa situación, más allá de que Juan había tenido la precaución de hacerlo por goteo. Entiendo que por la noche el agua volvió a su temperatura habitual, se dijo Juan, igual no sé qué pasó, la verdad es que no sé…

La respuesta del sabio fue: los peces sufrieron de una pequeña bacteriosis, de haber tenido solución de sulfato de cobre con acido cítrico en agua destilada, con una dosis de 20 ml x cada 100 litros, esto se hubiese resuelto en un segundo… pero como no lo tenía, lo que pasó es que al subir un grado la temperatura y fundamentalmente al apagar la luz los peces generaron mucosa para defenderse y también se relajaron con el simple hecho de apagar la luz…

Solucionado, dijo Roberto, pero tenés que saber que no siempre funciona así.

Juan no había terminado de alegrarse que ya volvía a estar preocupado por sus Discus. ¿Que tengo que tener entonces?

Solución sulfato de cobre para bacteriosis, dijo Roberto, anotá:

Sulfato de cobre.

Acido cítrico

Agua destilada

Una balanza de precisión.

Juan, que pensaba que con un poco de suerte su mujer le regalaba una balanza para el cumpleaños, se puso a anotar:

Preparado para bacteriosis:

1 l. de agua desmineralizada

4 gr.. de sulfato de cobre

2,4 gr.. de acido cítrico
Así se obtiene un preparado de color celeste que lo podrá guardar por 30 días en un lugar oscuro.

Juan ya guardaba la birome y el anotador cuando Roberto lo detuvo: no terminé… faltan las dosis.
La dosis de aplicación es 20 ml x cada 100 l. de agua.

Se aplica la dosis y luego se apaga la luz, recordá que esos peces se sienten mal y que así no van a comer.

Importante: la solución preparada dura aproximadamente 30 días, luego pierde el efecto.

Capitulo 3….

Ya esta todo listo…….. continua el proximo sabado…

Gracias a  Santa María Discus  ….