Betta splendens

REPRODUCCION


¡Si nos trasladamos al siglo XIII en el Siam asiático, veríamos a un noble tailandés, que seguido de su séquito, se dirige con pasos mesurados y nerviosos, hacia un palio rodeado de un expectante círculo de personas! En el centro del palio, una pequeña pero alta mesa parece ser el motivo de la atención de todos. Sobre ella un gran vaso de vidrio transparente, lleno casi hasta el borde de agua cristalina, nos habla del acontecimiento.

Estamos en el período Sukothai, en el año un mil trescientos y tantos. El rey de Siam no vendrá, pero tiene sus apostadores. Del otro lado de la mesa se yergue una alta figura enjuta y de ojos de halcón que sostiene en sus manos un pote semitransparente con tapa.

No bien llega nuestro noble al palio , saca de debajo de sus ropas otro pote semejante. Ante el hecho los dos se saludan en una elegante reverencia; luego, sin más vuelcan el contenido de ambos potes en el agua del vaso y ahora con los contendores a la vista, estalla un pandemónium de gritos y exclamaciones que rompen el sortilegio.

Las apuestas cruzan el aire y son tomadas o rechazadas, mucho influye la presencia de los dos nobles, puesto que mucha de la confianza es depositada en los criadores más que en sus peces.

Pero ahora empezamos a ver que algunos de los presentes, también llevan potes entre sus ropas; y esto nos dice que las peleas serán varias.

Los peces, al principio desorientados, se paralizan al verse entre si, un temblor los recorre y comienzan a girar estudiándose mutuamente. De pronto se abalanzan el uno sobre el otro y eso hace redoblar las apuestas. Al separarse vemos que uno, presenta la cola deshilachada, mientras que el otro tiene un severo mordisco en el costado. Sigue el combate y al final vemos que uno de los dos peces comienza a escapar de las acometidas del otro, quedándose quieto en el fondo y escapando cuando puede de los embates del ya vencedor.

El vencido es retirado con la mano de su dueño, que se aleja cabizbajo y rumiando sus pérdidas. Sus riquezas, sus mujeres, su casa o uno de sus campos podrán cambiar de propietario. En su pote lleva al perdedor, su destino será decidido por su dueño. Si no muere por las heridas recibidas, podrá ser destinado a algún acuario; pero nunca, nunca podrá ser destinado a procrear.

Mientras el dinero cambia de manos, el vencedor es puesto en su pote con un agregado de sal y algún medicamento para prevenir infecciones de sus heridas, que pueden no salvarlo de una posible muerte.

BETTA así se lo conoce por ser Ikan Betta el lugar de origen en Siam, donde se lo dió a conocer por su espíritu combatiente.

La primera referencia oficial para el mundo científico data del año 1840 cuando forma parte del catálogo de peces malayos del Dr. Theodore Cantor; donde afirma que los impuestos para las licencias de las peleas de Bettas, representan un jugoso ingreso para las arcas del Rey de Siam.

Con esta presentación nos ponemos en contacto con un pececito que une a su espíritu combativo y a sus bellísimos colores; una forma de reproducción espectacular, interesante y dulcísima.

Sea cualquiera de las especies existentes (splendens, imbelis, picta, etc.) la forma de cría es la misma. Sabemos que son Anabántidos, todos con respiración laberintiforme, consistente en una prolongación de las cámaras branquiales en posición suprabranquial, que forma un verdadero laberinto, tapizado de pequeñísimos capilares sanguíneos, que se encargan de tomar el oxigeno atmosférico, del aire del laberinto, que el pez aspira de la superficie.

Aquí transcribiremos las experiencias de varios criadores de Bettas, resumiéndolas en sus partes comunes y extractando lo mejor de cada caso.

Todos coinciden en que deberemos tener sumo cuidado en la selección de los reproductores, ya que las crías tendrán las cualidades de ambos, pero también sus defectos si no tenemos en cuenta la línea ascendente de ambos progenitores.

Debemos dar a ambos «padres» alimentación especial y rica en proteínas, como ser Tubifex vivo y larvas de mosquito (sobre todo a los machos). El Tubifex los provee de proteínas con su hemoglobina, mientras que las larvas de mosquito parecen actuar como un leve afrodisíaco en los machos de Betta. Esta dieta conviene dársela desde unos diez días antes del desove. En caso de carecer de alimento vivo, también podremos proporcionar Tubifex liofilizado o Artemia adulta congelada.

Mientras prepararemos el acuario, este debe ser de poca profundidad y no muy grande; las medidas ideales pueden ser 30 centímetros de frente por 20 centímetros de lado por 15 centímetros de profundidad. Colocaremos en él, agua previamente estacionada al sol por unas 48 horas, dándole una profundidad de unos 8 centímetros y manteniendo su temperatura en 28 grados centígrados (80 a 81 F.)

Aquí le podremos agregar un elemento que me dio excelentes resultados y que es idea original de Roben Feldhaus.

Este consiste en cortar la base redondeada de plástico transparente de cualquier botella de refresco y seccionándola por la mitad, tendremos un cuarto de esfera hueca, que podremos pegar al vidrio frontal, sumergida en un cuarto de su capacidad en el agua existente. Esto proporciona una cámara de aire hermética, con una temperatura estable sin corrientes de aire y nos facilita además un observatorio ventajoso; puesto que tendremos la seguridad que el macho elige este lugar para formar su nido.

Conviene no colocar ningún sustrato en el fondo del acuario, para su mejor limpieza y para evitar la acumulación de desechos. Podremos colocar alguna planta flotante (Ceratopteris) u otro tipo, pegada a una roca, que sirva de eventual escondite para la hembra en caso de necesitarlo o algún elemento que cumpla el mismo fin.

Una vez preparado todos los elementos antedichos, cubro con un vidrio la totalidad del acuario, de modo que quedará una cámara estanca de aire, que por su encierro, difícilmente cambiará de temperatura. Este hecho es de mucha importancia puesto que los cambios de temperatura entre el agua a 28 grados y el aire de la superficie, ocasionarán enfermedades y muerte a nuestros Bettas. Por eso deberemos tratar de abrir lo menos posible esta tapa de vidrio y también por esta causa es que el cuarto de esfera es elegido por el macho.

Generalmente incorporo el macho al mediodía y este inmediatamente comienza a inspeccionar el acuario, con seguridad al cabo de poco tiempo elije el lugar debajo del cuarto de esfera plástica para comenzar a hacer su nido. Algunos autores recomiendan colocar Riccia fluitans en la superficie, que ayuda a consolidar el nido. Este consiste en una cantidad fantástica de burbujas, que el macho va produciendo, tomando el aire de la superficie en su boca y envolviéndolo en una película de saliva densamente pegajosa..

De esta forma las burbujas producidas se van acumulando hasta formar un nido de unos 2 a 3 centímetros de alto por una circunferencia de hasta 15 centímetros de diámetro, demás está decir que si adoptamos el sistema del cuarto de esfera; el tamaño será menor, pero la eficacia mayor.

Pasadas 24 horas, coloco a la hembra, cuidando también que no sienta cambios en la temperatura del agua y del aire.

La hembra la puedo colocar en el acuario directamente, o según José Martínez Caballero, podemos colocarla en un recipiente pequeño flotando en el agua, pero este sistema presenta dos inconvenientes, el recipiente flotando puede destruir el nido, de modo que debemos sujetarlo; y por otro lado, si la hembra está muy a punto, puede expulsar por excitación sus óvulos dentro del recipiente, perdiéndose la puesta.

De cualquier forma es un sistema que protege mucho más a la hembra.

Las hembras, que ya habrán sido bien alimentadas, nos muestran que están a punto para desovar cuando su abdomen se pone abultado y la papila urogenital se proyecta hacia afuera unos dos milímetros, tomando un color amarillo opalescente. Pero su máxima expresión se muestra, cuando aparecen unas rayas verticales a lo largo de los flancos. En ese momento sabemos que en pocas horas más, y si el macho es experimentado; se producirá el desove. Estas rayas verticales se deben a que la influencia excitante del macho hace que ella fuerce sus colores para excitar a su vez a su compañero; por el contrario si esas rayas no aparecen, es indicación que la hembra no está preparada para la cópula.

Una vez colocada la hembra en el acuario, veremos que el macho vigila con igual celo a la hembra y a su nido, la hembra cautelosa visita el nido y si este es de buenas proporciones y resistente, veremos que nada despaciosamente bajo él, inspeccionándolo disimuladamente. Se puede dar el caso que si la hembra no aprueba el nido; con unos fuertes golpes de cola lo destruirá.

Ahora bien, si el nido es satisfactorio, veremos al macho seguir agregando burbujas y corriendo presuroso a visitar a la hembra, como si deseara que no lo olvide, Hay algunas hembras que prueban al macho en lo que yo llamo «paliza precópula», Estas «niñas» presentan aspecto de agresión hacia el macho, abriéndo sus opérculos y su boca como dispuestas a la pelea; si el macho las agrede activamente, luego de unos momentos de prueba acceden al sojuzgamiento (a veces por algún mordisco convincente). Pero si el macho huye o pierde; pues … a correr; porque si no lo sacamos del acuario, es difícil que cuente el cuento.

Por lógica que ninguna hembra deseará tener hijos de un macho débil y asustadizo, que huya ante el primer peligro.

Bueno amigos, si todo va bien, veremos a la hembra huir en derredor del acuario evitando las embestidas del macho, en un período que llamaremos «de conocimiento»

El macho entre corrida y corrida, reforzará el nido con nuevas burbujas; hasta que vemos a la hembra acercarse al nido con la cabeza inclinada hacia abajo, ahora el macho la acepta en ese signo de acercamiento y la conduce siempre por debajo de él.

La hembra ahora coloca su cabeza sobre el costado del macho que comienza a doblarse sobre si mismo, envolviéndola y presionándola con su cabeza, cuerpo y cola; masajea el abdomen de ella, hasta que se desprenden los óvulos del oviducto, desgranándose como pequeñas perlas ambarinas

Si observamos, vemos que la ancha aleta caudal del macho sirve de colchón y canal a los óvulos y a la vez a su propio esperma, que eyacula para que la fecundación se produzca.

Ya ahora huevos, caen al fondo junto con el macho arqueado, que se endereza rápidamente y comienza a llevar los huevecillos hasta el nido, tomándolos con la boca y envolviéndolos en una burbuja para su flotabilidad.

Mientras la hembra aturdida descansa bajo el nido en espera de otro abrazo amoroso, rara vez ayuda al macho en su labor.

Los abrazos se repiten y mientras que los primeros son de escasos huevecillos, los siguientes ya son mas abundantes. Normalmente son de 200 a 300 los huevos del desove, excepcionalmente 500. Pero lo interesante es que la hembra está en condiciones de desovar nuevamente, en un lapso de 30 a 45 días, si está en reposo y bien alimentada.

Una vez terminado el desove y no pudiendo la hembra expulsar mas óvulos, el macho, la alejará del nido por temor a que se coma los huevecillos o que destruya el nido; él es ahora un fiel custodio del mismo y de los huevos. Conviene entonces sacar a la hembra y colocarla en un recipiente pequeño con algún desinfectante disuelto en el agua, para prevenir posibles fungosis en la heridas de la «paliza precópula».

Ahora nos quedamos con el macho custodiando el nido, es conveniente en este momento, descender suavemente el nivel del agua en varias etapas, a unos 6 centímetros de altura. Por un lado para que el macho no tenga que realizar agotadores viajes desde el fondo a la superficie, y por otro para que si algún huevo o cría cae al fondo, pueda ser levantada por el padre antes que la presión del agua lo lastime y muera.

Antes de las 48 horas comenzaremos a ver un par de ojitos en cada huevo y la eclosión final varia según especies, entre 48 y 96 horas, desde la puesta.

Ahora el padre socorrerá a los que puedan caerse del nido y los alevinos comenzarán su desarrollo que culminará a los 8 días de nacidos, con el pasaje de la respiración branquial a la del laberinto. Aquí debemos extremar las precauciones para no permitir el acceso de aire frío a la cámara de aire existente entre la superficie del agua y la tapa hermética de vidrio, (mucho cuidado en el momento de alimentarlos y en el de sacar al padre); que desde el momento en que comienzan a respirar «laberínticamente”, los desconoce y es capaz de engullirlos. Es inexplicable este hecho, puesto que durante su control del nido puede comer larvas de mosquito sin problema, pero no comerá ninguna de las crías; aún si le agregaremos crías de otro desove, las cuidará como si fueran suyas.

Algunos autores dicen que en el sexto día de nacidos se debe agregar una piedra porosa con una débil y pausada burbuja, para romper la lámina aceitosa que se forma en la superficie, que impediría que los alevinos puedan respirar aire por su laberinto. En mis experiencias esa pausada y lenta burbuja puede estar en el acuario desde el momento en que colocamos al macho, mientras sea lo suficientemente suave como para no molestarlo en la construcción del nido.

La alimentación de la cría no adolece de ningún problema , al cuarto o quinto días de nacidos podremos proporcionarles, siempre en muy pequeña cantidad; alimento líquido o comida para peces bebés o infusorios Paramaecium, si disponemos de ellos.

A medida que aumenten de tamaño podremos darles, artemia viva, Enchytrea o comida seca de mayor medida. Podemos agregar ahora algunas plantas para protección de los más pequeños e ir retirando a los mas desarrollados, puesto que estos son capace de comerse o lastimar a los más lentos en su desarrollo. Esto ocurre solo entre machos, puesto que las hembras conviven pacíficamente entre ellas y nunca son atacadas por los machos.

Aquí ya va llegando el momento de tener preparados una batería de frascos para los machos, sabiendo que no podremos colocar mas de uno por recipiente.

Todavía en un tamaño pequeño diferenciaremos las hembras de los machos, observándolos con una lupa y distinguiendo el tubo ovopositor aún antes de que se diferencien por el desarrollo de las aletas.

Separados, seguiremos alimentándolos como siempre, pudiendo agregar Tubifex o larvas de mosquito o cualquier alimento seco de las marcas reconocidas en el mercado.

Desde ahora en adelante es cuestión de trabajo y dedicación para llevar nuestros bettas a adultos y a las sorprendentes maravillas que tengamos.

Una última recomendación, llevemos datos de todo lo hecho: fechas, temperaturas, presión atmosférica, horas transcurridas, fases lunares, alimentación-frecuencia, y todo aquello que nos pueda reportar un dato para cotejar y sacar nuestras deducciones. Esto debe ser hecho en cada fase del proceso desde la selección de los reproductores, hasta la selección de las crías adultas. No lamentemos el trabajo que nos dé; ya que nos señalará las causas del fracaso o del EXITO.

A trabajar y a disfrutarlo.

* * * * * A.J.T.R. * * * * *

Agrademos al Prof. Alfredo Tonina

para Maniacotas.Com.AR

Bressan Luis –

siul@maniacotas.com.ar

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