El Rey del acuario “los Discus” III

Los peces que hemos esperado junto a la familia ….

… ….  No todo fue milagro … …

 

Continuación de :

El Rey del Acuario

II parte – El Rey del Acuario

 

CAPITULO 7

 

Sorpresa en el cubo.

Juan y Elena encontraron a todas las crías estaban en la superficie, y otras tantas en el fondo, pero ninguna pegada a sus padres, que ahora estaban en un rincón bastante oscuros.

Juan se dijo, ¿y ahora qué?

Volvieron a Internet y encontraron mil cosas, foros, comentarios, pero ni una respuesta.

Por eso apareció Roberto Heckell.

– Lo que pasó acá es lo siguiente: en el entusiasmo de esta situación, ustedes no quisieron tocar nada, por el miedo de echar por la borda el esfuerzo hecho, es comprensible Juan, pero eso ocasionó que el ph del agua haya bajado hasta 5, valor casi mortalmente irremediable.
En estos casos hay que cambiar el agua y hacer que el ph vuelva a 7, ahí las crías podrán salvarse, quizá no todas, pero sí la gran mayoría; por otro lado, los padres no están enfermos, sólo están sufriendo esta baja de ph.

Porque Juan tardó demasiado, las crías murieron, y la hembra también.

– Lo lamento, Juan -dijo Roberto.

– Sí, una lástima; lo que me llama la atención es que en la otra está todo bien…

– La otra pecera es más grande, tiene más agua, y es la que desbordaste antes de la

puesta, por lo cual el ph se mantuvo mucho mas alto; ahora, lo que te aconsejo, es que lo midas ahora para que no te pase lo mismo.

– Tenés razón, Roberto, gracias.

Luego de medir el ph, que estaba en 6, hizo un cambio de agua prudente, y fue manteniendo el ph. También fue viendo como las crías crecían y se alimentaban de la mucosa de sus padres y de la artemia eclosionada que día a día, con mucho amor y entusiasmo, les daba Luciano, el hijo más grande.

Al macho que quedó solo, lo pasaron al comunitario.

A los 25 días decidieron sacar a las crías, que ya comían pasta, y ponerlas solas, con mucho cuidado las sacaron y las pasaron.

Todo resulto bien, pero cuando hicieron un cambio de agua, vieron que al otro día había 4 muertas. ¿Qué pasó?, se dijo Juan y otra vez recurrió a Internet, con el éxito de siempre…

Un día se morían 2, otro día, 5, el siguiente, 1…

Así hasta que quedaron 8 ejemplares, que eran los que aparentemente crecían bien…

– ¿Qué pasó? -dijo Juan.

– Dactilojirus -sentenció Roberto.

– ¿Qué cosa?

– Las crías -dijo Roberto- al dejar la inmunidad de sus padres pueden desarrollar unos parásitos que destruyen sus agallas, y esto directamente los mata. La forma de combatir esto es la siguiente:

Una vez que se separan de las crías, hay que hacerles, junto con el primer cambio de agua, un tratamiento que puede ser así:

1- 1 l. de formol al 40%

2- 1 gr. de verde de malaquita. 3- 1 gr. de azul de metileno.

Este preparado, Juan, hay que manipularlo con cuidado, quema en las heridas y quema en los ojos.
El mismo se pone en el agua a razón de 1 gota cada 3 l. de agua del acuario.

Si esto no detiene las muertes, aconsejo praziquantel 1 gr x 100 l. de agua, tanto de uno como del otro tratamiento se puede repetir previo cambio de agua 30%.

– De haberlo sabido antes, hoy tendría muchos peces -se lamentó Juan.

– Juan -dijo Roberto- en tu primera experiencia tenés 8 ejemplares nuevos, pero toda la información para lograr las 300 crías que querías, los $21000 que querías.

CAPITULO 8

FINAL

Un año después, en el jardín del más chico, Sebastian, la maestra preguntó quién tenía mascota, y el, orgulloso, levantó la mano y dijo: yoooooooo…

En la sala hablaban de los animales, y la maestra les pidió a todos los compañeritos que hicieran un dibujo…

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DISCUS _n—————————————–

Espero esta historia les haya gustado, pero también espero que les haya servido como respuesta a este intrínseco y fascinante mundo de los reyes del acuario: EL PEZ DISCO.

Ciertamente, hay mucho mas para contar, y eso será en el futuro.

Pero ahora, quizás, tengan la posibilidad de preguntar en los lugares correctos y a las personas correctas para abordar los problemas a tiempo.

Agradezco a todos mis clientes y colegas disqueros, quienes me ayudaron con sus historias y constantes preguntas a investigar para tener respuestas, para hacer que los discos sean cada vez menos complicados, y creo que, hoy en día, después de tanta observación y experiencia, ese es un objetivo logrado.
Y esto es posible porque yo también fui Juan, y también me pregunté:

POR QUÉ UN DISCUS VALE LO QUE VALE.

Agradezco a Pablo Luparello, quien corrigió y le dio vida a estos personajes con sus palabras.

Gracias.

Santa Maria Discus

ENCICLOPEDIA ANIMAL